Nueva Sección! Nuestros Fanfics
ACLARACIÓN: Esto es una traducción. La historia original pertenece a la talentosísima Twipen y cuento con su permiso para realizarla. Espero les guste tanto como a mí…
Si las palabras: Coger, follar, mamada, vagina, verga, etc. te ofenden - No leas. La siguiente historia es sólo para mayores de 18 años… si no lo eres pues leerás bajo tu propio riesgo hahaha soné tan macabra…
Prólogo:
Mi proverbio chino favorito: “Disfrútate a ti mismo. Es más tarde de lo que piensas.”
Perdón, me acabo de acordar que lo leí en una galleta de la fortuna. Lo pegué en mi refrigerador junto con “Vive largamente y Folla fuertemente”
Elbert Hubbard lo dijo mejor: No tomes la vida demasiado enserio, porque puede que no salgas vivo de ella.”
Capítulo 1: Distracciones
EPOV
-Eclipse… ¿Necesita direcciones?
-No, Sé dónde es…
Con eso me senté a disfrutar del recorrido en el taxi amarillo. Estaba en camino de encontrar un buen polvo. Tres días sin vaginas era pecado.
No me malinterpretes, no soy un adicto. Aunque imagino que eso es lo que diría cualquiera que se encontrara regularmente o habitualmente devoto a algo. Veamos… ¿Tengo un antojo? Sí, ¡necesito una vagina! ¡Ahora! Si no obtengo dicha vagina… ¿Existen síntomas por abstinencia? Sí, son llamados ¡pelotas azules! Una paja es para principiantes. ¡Soy un maldito coge-practicante! Está bien, soy un adicto.
Me alegraba el hecho de no tener que pagar por esa mierda también. Me ejercitaba regularmente, me alimentaba bien, pero carajo si eso era todo lo que tenía que ofrecer. Me han dicho que soy poseedor de una sonrisa digna de premio, unos penetrantes ojos con calidad-follable y que mi cabello hacía las braguitas caer. Súmale a eso mi habilidad para hacer varias cosas al mismo tiempo, por tanto obtenía sexo… en cantidad.
Perdí mi virginidad a los dieciocho. Probablemente un comienzo tardío para unos. Pero yo tenía notas que mantener, horarios deportivos que seguir y una madre que me asustó casi hasta la muerte sobre la fornicación. “La abstinencia no sólo asegura librarse del dolor sino que también nos bendice con buena salud y una larga vida.” También me compró libros, Elecciones: El sexo en la época de las ETS.
Pero una vez que tuve una probada de lo que me estaba perdiendo, retiré mi mano para siempre… junto con la vagina masajeadora de labios rosas… y el masturbador garganta profunda… y el apretado trasero rosa… por último pero no menos importante… mi gran favorita de todos los tiempos Debby estilo de perrito. Sí era un miembro dorado de Adam & Eve. (1)
Espero que te hayas reído… porque ahora soy yo el que lo hace.
Queriendo tener una experiencia universitario “real” decidí quedarme en casa e ir a la UW … ¡Ladra fuerte! (2) Ahí fue cuando mi verdadera vida comenzó. Festejé como un mono, comí como un león y follé como un gato salvaje. Ahí fue donde conocí a mis dos mejores amigos, Emmett y Jasper. Pasé dos años en la UW antes de dirigirme a Yale y convertirme en abogado. Nunca teniendo novia y sin deseos de conseguir una, cree mis propias reglas.
No. 1
¡Nunca las lleves a tu departamento! Si la chica no sabe donde vives, no tiene manera de contactarte. Alo mejor te puede ver por los alrededores del campus, quizá en las tiendas locales, incluso en el salón de clases. Pero en el minuto que tú le muestras a una chica dónde vives, ellas prácticamente creen que si ambos follaron ahí, también es su casa. ¡Carajo no! El hogar de un hombre es su santuario. Mi consejo… ve a su departamento, y si el lugar está muy concurrido, siempre existe el asiento trasero de un auto, el capó, el portaequipajes, la pared contra la biblioteca, contra los libros dentro de dicha biblioteca, un prado siempre es divertido… ¡sólo asegúrate que ella esté debajo de ti! Dios la lista es interminable y realmente quiero llegar a la parte interesante de mi historia, así que usen su imaginación y si eso les falla ¡Googleenlo!
NO. 2
Nunca visites el mismo lugar dos veces, si ya lo has visto ¿Para qué molestarte en verlo de nuevo? Hay demasiadas conchas en el mar… Por qué volver cuando puedes explorar… el mundo es tu ostra y toda esa basura. Eso y si ves a la misma chica dos veces podría interpretarlo como una señal de que te gusta… no sólo que te gusta. Sino de que te gusta en serio. Yo por eso no miento. No prometo que las veré de nuevo. Y no digo cosas como, “Me gustas mucho” o “Eres especial” o “Hermosa” o “Nunca he conocido a una mujer como tú”. Eso es de Secundaria y una vulgar mentira, a menos que sea cierto. *Shrugs* Jamás había sido real para mí. Sé que no las volveré a ver así que para que mentir.
NO. 3
¡Protección! OK, talvez esta debe ser la primer y única regla, pero siento que las otras son tan importantes… y esta creo que ya va implícita, es decir, yo leí Elecciones: El Sexo en la época de las ETS. Quizá… ¡OK lo memoricé! ¡Demándame! Por favor pon atención… probablemente puedas aprender una o dos cosas… ¡Condones! Tanto de donde escoger… pero tan poco tiempo… empecemos… Retardantes… Efecto Warming… Extra placer… Elevados… tachonados… Ultradelgados… Sensibles… Con Vibrador… Texturizados… Ajustados… De colores… Hipoalergénicos… Lubricados… Sin lubricante… y finalmente… De sabores. Tantas opciones… Pero realmente sólo debe existir uno. ¡Los malditos extra-grandes con espermicida!
Entonces la vida continúa y antes de que te des cuenta, tienes veintiséis años, y estás en camino de conseguir sexo. Sigo soltero, no podría ser de otra manera. Me mudé de nuevo a Seattle, mi ciudad natal y me mantuve cerca de mis viejos amigos y familia. Mi vida era tal como yo quería. Sin complicaciones y sin distracciones.
La distracción…
La distracción vino en forma de una mujer *Rolls eyes* ¿Qué más podría ser? El taxi se encontraba frente al centro nocturno, Eclipse, y antes de salir siquiera noté una hermosa mujer de pie en la entrada charlando con Félix, uno de los que cuidan la entrada y amigo del club.
Le eché una mirada a mi reloj y apenas eran las nueve… Me quedé sentado viendo la interacción entre ambos. Ella estaba usando la falda ajustada más corta que jamás había tenido el placer de ver. Era negra y se adaptaba de maravilla a su trasero en forma de corazón. Ella no estaba usando medias… No las necesitaba. Mi visión 20/20 se centró en sus largas y pornográficas piernas y la suave y sedosa piel que había en ellas. Ella usaba unas peep-toes de color negro (Tengo una hermana y ella me enseñó todo acerca de los zapatos). Una pequeña cartera negra, que descansaba bajo su brazo. Su blusa blanca se escondía dentro de su falda y le quedaba ajustada a la altura de los senos. Los tres primeros botones estaban desabrochados, revelando su brasier de encaje, el cuál apenas si estiraba dando una vista de su escote. Y sí, soy el tipo de hombre que prefiere las tetas, el culo y las piernas. Sin mencionar el coño, pero no lo he visto… aún… Su cabello era castaño, pero no era un castaño aburrido, más bien era como de un color caoba y ondulado, estaba sujeto por un moño detrás de su cabeza, pero lo que más llamó mi atención fue su nariz. Porque encima de ella descansaban un par de lentes negros tipo bibliotecaria. De haber sabido que ella me traería problemas, hubiera mirado hacia otro lado.
Aquí están las conversaciones dentro de mi cabeza. Mi conciencia:
Angelward: -¿Edward…? Si quieres continuar esta vida de auto-gratificación sin que te importe o te preocupe el bienestar de otros, ¡Entonces es mejor que mires hacia otro lado! ¡Ella trae pegada la palabra problema!- Angelward dijo. El estaba vestido con una sotana blanca que llegaba hasta sus descalzos pies. Como siempre traía un halo dorado sobre su despeinada cabellera y se sentaba en mi hombro derecho. Era el favorito de mi madre.
Devilward: -¡Edward! ¡Imagina esas piernas apretadas alrededor de tu torso! ¡Imagina tu miembro dentro de su calidez! ¡Inclínala y cógetela hasta volverla loca hermano!- Devilward habló. El estaba vestido de rojo con dos cuernos escondidos tras su cabello rizado. Usaba un bigote delgado y se sentaba a mi izquierda balanceando su roja, larga y puntiaguda polla. El era mi héroe.
Angelward: -¡No seas tonto Edward! La manera en la que está vestida debería hablar por si misma, ¡ella se hace pasar por niña buena! ¡Abre los ojos! ¡Ella es pícara, perversa y corrupta! ¡Lo único que hace es causar disturbios entre la población masculina!-
Devilward: -¡Eso es a lo que me refiero! Hermano… ¡Te daré uno de mis malignos cuernos si te la tiras! ¡Por favor Edward! ¡Tenemos que tirárnosla! ¡Ahora!-
Mirando hacia atrás me doy cuenta de que debería estar agradecido por haber tomado su oferta, aunque nunca obtuve ese cuerno… El camino que me esperaba adelante estuvo lleno de inseguridades, tristeza, y dolor, pero también estuvo lleno de una alegría estimulante.
Después de pagar al taxista por sus servicios, caminé hacia donde estaban Félix y la nueva chica… Eh mujer. Escuche su angelical voz, -Tengo un día muy pesado mañana Félix… sino tomaría en cuenta tu oferta…- Dijo seductoramente y después se alejó contoneando sus caderas al atravesar la cinta que Félix sostenía como en trance y mirando fijamente su trasero.
-¿Félix?- Lo saludé con una sonrisa burlona.
-¡Carajo!- dijo asustado. – ¿Edward? ¡Quiero comerme eso! ¿Podrías mirarla por favor?- Dijo después de darme dos segundos de su atención para luego volver a fijarse en la gatita-de piernas-largas-y-falda-ajustada que se alejaba de nosotros.
-¿La habías visto alguna vez por aquí?- Le pregunté.
-Nope!- Dijo haciendo énfasis en la “p”. Volteó hacia mí de nuevo, -No es de por aquí. ¡Ve por ella! ¡Odiaría que fuera cualquier otro menos tú!-.
-¡Gracias por la motivación!- Le grité mientras me adentraba al club.
-¡No es como si necesitaras alguna!- Me contestó.
Y tenía razón, la verdad no la necesitaba.
El lugar estaba lleno, era un día laborable y la gente que estaba aquí a estas horas de la noche, seguramente habían llegado desde hace un par de horas, usualmente estaba lleno de profesionistas tratando de lidiar con el estrés después de un largo día de trabajo.
Mi día había terminado a eso de las siete. Llegué a mi departamento, tomé una ducha rápida y comí unas sobras que había en el refrigerador. Luego me vestí para impresionar con una camisa verde esmeralda que hacía juego con mis ojos y unos pantalones negros que combinaban con mis elegantes zapatos.
Desde el primer segundo que puse un pie dentro del pasillo del club, la vi. Ya habían dos tipos encima de ella y cuatro o cinco mas haciendo fila haciendo imposible que ella llegara al bar.
Con mi confianza en alto, me abrí paso hasta ella. Uno de los pendejos que la rodeaba me vio antes de que la agarrara por la espalda alertándola que había alguien detrás de ella. Eso estaba bien. Dejarla saber que venía. Que venía por ella.
La halé por detrás y deslicé completamente mi brazo alrededor de su pequeña cintura haciendo chocar su parte trasera contra mi frente. El choque eléctrico que sentí al momento de tocarnos fue suficiente para inspirarme a continuar con mi asalto.
- Aquí estás… Pensé que te había perdido…- Le susurré suavemente al oído.
Ella se volvió hacia mí sin alejarse y presionó su cuerpo al mío, -Bueno, no me estaba escondiendo… No me gusta jugar así- Ronroneó.
Se quitó los lentes y se llevó una de las patillas hacia sus labios y observé cuando sacaba ligeramente su lengua de manera provocativa y me echaba un vistazo general, -Cómprame una bebida cariño-. Dijo antes de dejarme parado mientras se dirigía hacia el bar. Ni siquiera me di cuenta cuando o mejor dicho como se soltó de mí agarre.
Me quedé de pie ahí por un segundo antes de seguirla como un perrito faldero. Ese fue el primer error. Ella debería estar siguiéndome a mí y no lo contrario.
Le di un asentamiento de cabeza al barman para atraer su atención, una vez cerca le dije, -Ella tendrá un…- Dejé que ella terminara la oración.
-¡Un Absolute Sex!- Gritó.
Miré de nuevo al barman sonriéndole, -¿Lo conoces?- Dije me encogí de hombros; nunca lo había escuchado, el asintió, -Captain and cola para mí-. Terminé.
-Soy Edward…- Dije posando mi mano sobre la suya que descansaba en su regazo. Le di un pequeño apretón y dejé mi mano sobre la de ella; yo tenía razón, tenía piernas suaves.
Bajó su mirada hasta mi mano para luego mirarme directamente a los ojos. Los suyos eran de un color café profundo que te atraían con una magnitud de hechicera.
-Me llamo Isabella… y me alegra haber terminado con las presentaciones-. Me dijo inclinando la cabeza de una lado hacia el otro, -Después de que termine mi bebida me encantaría visitar tu cama-.
Le dediqué una sonrisa, aquella que era digna de premiarse y que hacia las braguitas caer, -Que coincidencia, siento exactamente lo mismo, excepto que yo ya he visto la mía-. Le dije plantando un beso en su cuello, ella se arqueó para darme completo acceso, susurré en su oído –Me encantaría ver la tuya…-.
Ella sonrió y le dedicó un “gracias” silencioso al barman y otro “gracias” a mí mientras yo el pagaba con un billete. –Yo no duermo… así que realmente no poseo una cama…- y luego plantó su mano en mi muslo superior esperando mi respuesta.
Yo sabía lo que esto significaba…
Angelward: -¡Ves! ¡Te lo dije! ¡Ella es problemática y está casada! El adulterio sigue siendo ilegal en algunos estados, sin mencionar ¡Que es una abominación! ¡Un viaje seguro al infierno te diré! ¡Aléjate! O mejor aún, ¡Corre!-
Devilward: -primero que nada, Por qué lo traes siempre, ¡si nunca gana! Dijo Devilward refiriéndose al Angelward quien en lugar de tirarlo a loco, se persignó. ¡Ella no está casada! ¿Ves que traiga algún anillo? ¡Carajo que no! Y si lo fuera… ¿Qué chingados nos importa? ¡No es de por aquí, así que se irá pronto de todas maneras! ¡HÁZLO! ¡Sabes que de cualquier manera te irás al infierno!-
Me encogí de hombros, -No lo sé…- Dije pensando.
Le dio otro trago a su bebida y se puso de pie, -Mmm, déjame inspirarte…” Me dijo poniendo su bazo en la barra. Sus dos manos desaparecieron bajo su diminuta falda y observé como bajaba lo que parecían las bragas más pequeñas jamás creadas. Nunca me había enterado que las hicieran tan chicas.
Miré hacia la audiencia y había tanto hombres como mujeres observando el espectáculo. Yo aún seguía en mi taburete cuando ella posó una mano en mi muslo para no perder el equilibrio mientras retiraba la ofensiva lencería de sus tobillos.
¡JÓDEME!
Las hizo bolita y las metió dentro de mi bolsillo trasero mientras se inclinaba para susurrarme – Algo para que me recuerdes…- y luego lamió un costado de mi cuello antes de tomar el lóbulo de mi oreja en su húmeda boca y después darle un pequeño mordisco mientras se paraba entre mis piernas. Observé mientras le daba el último trago a su bebida para luego alejarse de mí.
Sabía que no era correcto, pero mis pies y mi cuerpo decidieron por mí. Caminé tras ella e hice chocar su cuerpo contra el mío de nuevo, mis manos instintivamente rodearon sus caderas en tanto ella seguía avanzando, y yo la instaba a salir del club para subir a un taxi.
Félix se carcajeaba y se despedía con la mano cuando me vio prácticamente empujándola dentro del taxi. Yo le respondí el saludo con un gesto triunfal. Después de sentarme junto a ella y de darle la dirección de mi departamento al taxista, me enfoqué de nuevo en Isabella.
Su rostro mostraba una expresión que la hacía ver como la vencedora. Su sonrisa se hizo tan ancha que alcanzó sus ojos dándoles un brillo por el éxito obtenido. Iba de hecho a mostrarle mi cama. Ella había ganado. Y era lo que menos me importaba en el momento.
-¿Crees que a nuestro chofer le importaría si te hago un trabajo manual?- preguntó mirando entre el chofer y yo.
Mi miembro se agitó dentro de mis pantalones y le sonreí. Aunque no estaba preparado para su pregunta, estaba incluso menos preparado para la reacción del taxista, quién se desvió hacia el carril equivocado casi provocando un accidente.
-Lo siento…- Dijo riéndose y ocultando su rostro en mi cuello. Esa fue la primer y ultima vez que mostró vulnerabilidad en mucho tiempo.
Isabella recobró la compostura y susurró –Me gusta estar arriba, por si no lo habías notado antes, me gusta tener el control… pero para que puedas durar más, te le voy a chupar primero… así aguantarás mientras te cabalgo largooo… y fuerteee…-.
Ambos perdimos el balance en nuestros asientos cuando el conductor del taxi volvió a perder el control del volante, nos dijo -¡Puedo escucharla! Dios santo mujer… No puede decir cosas así mientras conduzco…-.
Esta vez se carcajeó conmigo y por primera vez había conocido a mi igual.
Una vez dentro del elevador hacia mi departamento, la tensión sexual entre nosotros se hizo demasiado intensa. Yo era más alto que ella, pero con esos inmensos tacones que usaba todo lo que yo tenía que hacer era inclinarme un poco y llegar a mi objetivo. Sus manos se fueron trepando por mi cuerpo como una tigresa mientras ella lamía y chupaba mi cuello y mi mandíbula.
Mis manos subían y bajaban por su desnudo trasero. Era apretado pero suave y no pude evitar expandirlo con mis manos. Con impulso Isabella me incitó a continuar, saltándome encima y enroscando sus piernas alrededor de mis caderas. Se sostuvo fuertemente con sus brazos alrededor de mi cuello y sus tobillos trabados tras mi espalda mientras tropezábamos de una pared a otra en el pequeño espacio.
No pude evitarlo, el deseo por estar dentro de ella llevó a mi dedo a probar su ano. Sabía que no debía hacerlo, ya que apenas si la conocía y además no le pregunté antes. Encontré que muchas mujeres no lo disfrutaban o se sentían demasiado incómodas respecto al asunto.
Pero no Isabella, ella gimió por la sensación de tener mi dedo ahí y comenzó a rebotar en la punta de mi miembro que ahora se encontraba a la altura de su humedad.
-Joder Edward…Lo hice bien… ¿Verdad Bebé…? ¿Lees la mente o algo así?- Y después me besó apasionadamente mientras yo bombeaba dos dedos dentro de su culo.
Las puertas del elevador se abrieron pero ni nos dimos cuenta, ni detuvimos nuestro ataque. La apreté fuertemente y ella se aferró a mí, así que la cargué hasta la puerta de mi departamento. A Isabella no le importó que la falda se le hubiese subido al punto que apenas si existía, en cuánto a mí… en ese punto, si los otros inquilinos del piso salieran y tomaran fotos, hubiera posado y sonreído porque sentía que estaba en llamas.
Pero afortunadamente las otras dos personas en mi piso estaban probablemente viendo las noticias en la cama y como vivía en una zona segura de la ciudad sólo tenía un seguro y una llave para dicho seguro. Abrí rápidamente la puerta y luego la cerré de una patada sin la aparición de algún paparazzi.
-¡Cama! ¡Cama!- Dijo Isabella mientras alternaba las mordidas entre mi cuello y mis labios. No me importó que tanta fuerza utilizara porque yo, Edward Masen Cullen quien se había tirado a muchas, jamás me la había pasado tan bien.
Caminé hacia mi habitación con ella a cuestas y sentí mi miembro increíblemente duro. Definitivamente no iba a durar mucho si ella no me daba un trabajo manual o una mamada primero. Yo en verdad esperaba por lo segundo.
Y la loca de Isabella no me decepcionó.
Caminé con ella hasta la mesa de noche donde pesqué un condón del cajón superior tirándolo encima de la cama, me senté a orillas de la cama y ella se sentó a horcadas encima mío. –Mmm… echemos un vistazo por aquí…- Me dijo, mientras se bajaba para ir directamente hacia el cinturón que sostenía mis pantalones.
No me había dado una mamada probablemente desde mis días de universitario. En todos mis encuentros no me molestaba en pedirlo: la mayoría de las mujeres me lo ofrecían si les gustaba hacerlo. Yo aprendí por amigos y conocidos que no es algo que deba hacerse la “primera vez”, lo cuál tenía sentido. Pero siempre hay una excepción e Isabella se estaba convirtiendo rápidamente en la excepción a todas las reglas.
Ella tomó una almohada decorativa y la puso bajo sus rodillas, el verla situada entre mis piernas me hizo arquearme hacia ella y ofrecerle mi pelvis en anticipación. Ella lo amó: porque vi como sonreía mientras se quitaba los lentes y los arrojaba justo donde había dejado su bolsa anteriormente.
-¡Que verga tan grande!- siseó entre dientes antes de plantar un suave beso a la cabeza después de rápidamente remover todo de la cintura para abajo.
-¿Te gusta cariño?- Le dije casi conteniendo el aliento como si eso me sirviera de mucho en mi durabilidad.
Levantó su mirada y el sólo ver como su mano subía y bajaba por mi miembro y hablándome mientras seguía de rodillas me puso más duro aún. Ella me dijo, -Nunca me ha gustado dar mamadas… así que considérate afortunado Edward… como dije antes, quiero una larga y fuerte cabalgata esta noche…-.y con eso, mi polla desapareció en su húmeda y caliente boca para no verla durante un buen tiempo.
Isabella era la respuesta del porque a los hombres les gustan las mamadas. Ella arremolinaba su lengua de lado a lado mientras me mantenía dentro y fuera de su boca, siempre al pendiente de mi tronco, y tomando lo más que podía sin hacer gestos. ¿Quién quiere ver a una chica con arcadas? Esa mierda asusta a cualquiera.
-Isabella…- gemí cuando ella usaba un poco sus dientes para darme placer… Si ella no hacía esto seguido, comencé a sacar conclusiones y a imaginarme qué sería si ella tuviera más práctica. Pero dejé escapar ese pensamiento tan pronto como llegó. Tenía que apegarme a la regla No. 2, nunca había roto la regla No. 1 y al mismo tiempo rogaba porque ella no se convirtiera en una acosadora.
Mis músculos estomacales estaban en llamas mientras todas las sensaciones que me rodeaban me incitaban a terminar. Luché contra mi deseo de decirle que hermosa se veía entre mis muslos pero en vez de eso me concentré en la arrebatadora vista. Cuando Isabella notó que yo observaba sus acciones, gimió de placer y procedió tomándome más rápido dentro de su boca. Sus gemidos provocaban pequeñas vibraciones alrededor de su boca haciéndome temblar por la sensación.
-Joder- Dije en admiración. –OK cariño… Mierda… Carajo… Me vengo…- llevé mi mano hasta mi base para tomar mi polla y poder terminar sin avergonzarme a mi mismo, pero ella no se movió. Observé desde arriba la imagen frente a mí y la miré mientras me venía en su boca. Una vez que me había terminado de derramarme por completo dentro de ella, comenzó a desacelerar y conectó su mirada con la mía mientras yo observaba con atención como ella tragaba y me limpiaba con su lengua hasta finalmente depositar un suave beso en mi punta par luego ponerse de pie.
Me puse de pie inmediatamente con mi aun erecta polla y luego la tomé besando sus labios fuertemente porque me sentía tremendamente agradecido ya que no tenía palabras para expresar lo maravillosa que fue la experiencia. Quería decirle que nunca nadie me había hecho correrme de esa manera y que nunca había tenido el coraje de ver a alguien tragarse a mis chicos, porque cuando era más joven pensaba que esa mierda era asquerosa.
Al besar sus suaves labios ella abrió ligeramente su boca haciendo que me probara a mi mismo en ella. No sé porque pero esa mierda me puso ansioso. Sus manos viajaron hasta mi camisa despojándome rápidamente de ella y dejándome completamente desnudo mientras ella permanecía aun vestida. Sin bragas, pero aun así vestida. Me senté nuevamente a la orilla de la cama para mirarla deshacerse de sus zapatos.
-Desvísteme Edward…- Me dijo. Alcé mi vista sólo para encontrar las palabras más entrañablemente persuasivas jamás dichas. Quería arrancarle la ropa y tomar su cuerpo. Pero también quería disfrutar del show. Deslicé una mano detrás de su rodilla para acercarla hacia mí. Ella se acomodó entre mis piernas y yo enganché su mirada a propósito mientras realizaba la tarea en cuestión. La textura sedosa de su blusa, la manera en que se deslizó de sus hombros después de impulsarla, y la suavidad de su piel bajo mis dedos hicieron que la escena fuera aun más surrealista. Agrégale a eso la emoción de sentir su mirada fija en mí, observándome, a la expectativa de que yo correspondiera.
Mis dedos hambrientos se engancharon a los tirantes de su brasier bajándolos ante de que mi distraída mente me recordara desatar el broche en su espalda primero. Pero de alguna manera mi torpeza funcionó en mi beneficio, porque tan pronto como el broche trasero se soltó su brasier cayó liberando sus redondos senos. Llevé mis labios a su seno izquierdo primero y alcé mi vista sólo para descubrirla mirándome tomarlo con mi boca y acariciarlo con mi lengua. Su pezón se endureció en mi boca y lo mordí ligeramente haciendo que sus piernas temblaran.
Quería verla débil. Era tan segura de si misma y aunque fuera agradable y contrastante a lo acostumbrado, necesitaba que se diera cuenta que la podía dominar y pasar sobre ella si quisiera.
Mis dos manos necesitaban tocar sus cimas. Toda la piel que mi boca no abarcaba, mis manos lo hacían. Dejé que sus duros pezones se restregaran e mi nariz, mi mandíbula y a mis parpados cerrados mientras mi rostro retomaba su sitio. No podía separarme de sus senos porque eran reales y no había tenido algo real en mucho tiempo.
-Edward… Por favor…- El escuchar mi nombre de sus labios producía un sonido mágico. Con mi frente apoyada en su estómago regresé mi atención a su falda con mucho esfuerzo. Mis ansiosas manos se aseguraron de tocar y agarrar su piel en mi descenso a la parte trasera de su falda. Mis dedos encontraron el botón y el cierre y removí ambos con gusto. Me recargué hacia atrás para poder observar como mis manos removían lentamente su falda de sus amplias caderas, que era lo último que le quedaba de ropa.
Mis ojos se agrandaron y el aire abandonó mis pulmones cuando vi por primera vez su coño. Como un sexto sentido, mis manos se trasladaron a su abdomen y se deslizaron lentamente hacia su increíblemente suave y completamente depilada vagina. Con mis dedos hice círculos sobre su clítoris y alcé su vista sólo para ver como hacía su cabeza hacia atrás y escuché los sonidos de placer proveniente de sus labios mientras separaba más sus piernas para mí. Eso sólo me motivó más a continuar mi ataque a su cuerpo.
Deslicé un dedo entre sus pliegues y ella estaba tan mojada q mi dedo se resbaló hacia su vagina con apenas un empuje. Lo bombeé lentamente sintiendo como sus jugos empapaban mi dedo para luego verla mover su cuerpo al ritmo de mis embestidas. Me incliné hacia delante para besar la sensible piel de su sexo y mi lengua alcanzó su chorreante clítoris. Probé su dulce néctar y mis papílas gustativas fueron recompensadas con el exclusivo sabor de tomatillo maduro (Así se les dice en mi país a los tomates chicos) Fresas y el aroma de un campo virgen llenos de flores silvestres.
Con mi promiscuo pasado he probado una infinidad de vaginas. Y si tuviera las pelotas suficientes le habría dicho a Isabella que su coño era el más dulce, fresco y supremo que he probado jamás. Pero…
Mi lengua se encontraba entre sus labios llenos de néctar mientras sus muslos presionaban mi rostro. Mis manos sujetaban la parte trasera de sus muslos mientras ella temblaba encima mío, manteniéndola de pie.
-¡Joder…! ¡Edward…!- Gritó de placer después de lo que sería su primer orgasmo y las muchas menciones de mi nombre. Mientras que ella bajaba de su nube yo chupaba frenéticamente sus jugos y ocasionalmente mordía su coño con las prisas. Y la hija de puta también lo disfrutó.
Sentí sus dedos en mi cabello antes de que lo tomara en su puño para jalarlo hacia atrás -Recuéstate- Me ordenó.
Le sonreí porque su mandato hizo que mi verga se agitara en anticipación a su calor. Me arrastré hacia tras en la cama apoyado en mis espalda hasta e centro de la cama con la ayuda de mis codos y las plantas de mis pies. Observé como gateaba en sus manos y rodillas hasta sentarse encima de mí. Presa y cazador.
-Tan obediente…- Me arrulló al encontrar el preservativo encima de la cama. Mordió una de las esquinas para luego deslizarlo en mi miembro sin esfuerzo alguno.
Tuve una lucha interna en si dejar que ella me ordenara, me exigiera y tomara lo que quisiese… sabía que sería bueno para mi si la dejaba pero demonios si alguna vez podría.
Se posicionó a una altura adecuada de mi miembro pero en un rápido movimiento me senté tomando sus caderas tomando el control y con una fuerte embestida entré en su húmedo y apretado como la mierda coño. ¡Qué carajo!
Me dejé caer de nuevo en la cama. Era doloroso como el demonio – ¡Ahhh… Mierda!- Grité tratando desesperadamente de quedarme quieto y de ella no se moviera encima mio.
Cerré mis ojos instintivamente, y cuando los abrí me encontré con que su rostro mostraba un gesto muy parecido al mío. Ella también sufría. - ¡Joder!- Exclamó.
- ¿Mujer dime cómo carajo es que están tan mojada y tan malditamente apretada al mismo tiempo? -
-Espera, ¿Creí que a los hombres le excitaban los coños apretados? ¡Pero olvídalo!- Dijo agitando su mano en el aire, -Yo ya sé que soy estrecha, ¡por eso iba a introducirte muy lentamente hijo de puta! ¡Pero tenías que ir de Macho cavernícola Rambo conmigo! Ugh… Ahhh…- Me dijo y de la nada empezó a cabalgarme y todo estaba olvidado y perdonado.
Miré como sus redondeadas caderas ascendían y descendían encima mío, ella alternaba sus movimientos y arriba abajo o de un lado al otro, tomando lo que necesitaba de mi, dejando atrás chispas de placer para mí.
Angelward: - ¡Jesús ayúdanos! ¡Gracias Dios! Si…-
Devilward: - ¡Mierda Dios Todopoderoso! ¡Esto no puede ser tan bueno! ¡Algo no está bien! ¡Abortar! ¡Abortar! ¡Abortar!-
Pero por primera vez en mucho tiempo Angelward ganó.
Mis manos viajaban de arriba debajo de sus senos a sus caderas, pero la dejé estar a cargo. –Isabella… Isabella… Mierda tan hermosa… Ugh… Cabálgame cariño… Tómalo… Todo lo que quieras es tuyo…-
-Mjummm… Oh lo haré cariño… Lo haré…- Y con eso sentí sus paredes apretarse en torno mío para recibirme en la calidez de su paraíso. No podía dejar de mirarla mientras se corría de nuevo, de alguna manera por algún milagro pude concentrarme lo suficiente para no descargarme todavía.
- ¿Cuándo regresarás a la ciudad…? Mierda… Ugh…- Fue ahí cuando ella comenzó a cabalgar más rápido. Ella era codiciosa, al igual que yo; el pensamiento me asustó un poco. Porque ella buscaba otro clímax habiéndose corrido ya dos veces.
Llegué hasta su clítoris para después tomarlo y apretarlo entre mi dedo índice y mi pulgar haciéndola moverse más rápido aún. Era todo lo que necesitaba. Se corrió de nuevo de nuevo gritando mi nombre y sentí como su largo cabello goteaba en mi pecho y cuello. Isabella estaba demasiado débil para continuar. Podía sentir los frenéticos latidos de su corazón y como su respiración era muy débil pero a la vez fuerte y necesitada.
- ¡Aún no he terminado contigo!- Le dije sentándome y por consiguiente salí de su cuerpo.
- ¿Quieres correrte de nuevo Isabella?- Le pregunté colocándola sobre su espalda.
- ¡Diablos Sí!- Me gritó para después reírse cuando la cubría con mi cuerpo.
Entré de nuevo con una fuerte embestida una… Dos veces… Y después paré, -Ruega por mi polla…-
Se quedó sin aliento en su lugar, sus manos arañaban mis bíceps, mientras una sonrisa se apoderó de sus labios. Pero esta sonrisa era diferente a las demás.
Angelward: -¿Por qué tenías que ir de exigente y toda esa mierda Edward? Ahora ella te castigará, lo sé.- después de esto sus alas se extendieron y luego se cerraron en torno a su rostro como si tratara de esconderse.
Devilward: -Creo que estoy enamorado… Mírala Ángel… Tiene mi sonrisa torcida…- y luego vi como sus cuernos crecieron curvándose con un destello en la punta.
-No debiste haber dicho eso…- Comenzó –Como yo lo veo… tus testículos sin duda se tornarán de un color azul tan intenso que será un maldito milagro que puedas caminar bien por una semana o más… así que… creo, que tu necesitas mi vagina más de lo que yo necesito tu polla cariño…- Se carcajeó, -Por tanto, voy a necesitar que tú RUEGUES por mí coño…-
Comencé a moverme de nuevo dentro de ella al mismo tiempo que me tragaba mi orgullo y rogaba por un rápido desahogo, -Maldito coñito hermoso… Ugh… Coñito de fresa… Tan mojado… Y apretado… Y mierda… Como amo tu coño…- Mi adoración se vio interrumpida al escuchar su risilla sofocada. Ella me tenía sin duda a sus pies.
Fue entonces cuando comencé a embestir fuertemente parando su ataque de risa. La Cogí tan fuerte y rápido que la hice definitivamente callarse. Sus manos rodearon mi cuello y sus piernas se enredaron en mis caderas haciendo que penetrara más profundo si era posible. Después de una embestida más me vine dentro de ella y pude sentir su liberación unos segundos después que la mía y eso fue porque la suya fue muy fuerte.
Hice el esfuerzo por moverme, sin embargo fui detenido por el talón de su pie… -Espera… Oh DIOS…- dijo en apenas un susurro, pero rápidamente después me empujó haciéndome salir.
Me sorprendí cuando ella misma removió el condón de mi ya flácido miembro y luego encaminarse al baño para tirarlo.
Pero lo impactante de la noche vino cuando ella volvió al cuarto y le abrí mis brazos para que regresara a la cama conmigo. Ella pareció vacilar por unos momentos pero rápidamente cambió de idea mientras se arrastraba al centro de la cama conmigo. Retiré unos mechones de cabello de su rostro antes de que cayeran en mi pecho.
Angelward: -No tengo palabras…-
Devilward: -¡Mierda, no sé que decir!-
nota:
1 Adam & Eve: Cadena de tiendas muy famosa en el extrajero por los diversos artículos eróticos que vende, ósea una sex-shop.
2 Ladra fuerte: Se refiere al equipo de Football de la UW , los Huskies de Washington.
Shrugs: Encogimiento de hombros.
Rolls eye: Rodar los ojos.
Sigh: Suspirar.
Cap 2- Domingo 07/08/11
by Any.Esperamos que hayan disfrutado de esta nueva sección... y comenten si es así :)
Besos!!!
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